Inteligencia artificial, alma hueca

Hace exactamente diez años comenté en este mismo espacio que cuando no se tiene disponible en cantidades suficientes algún producto natural, se recurre a los sabores artificiales. Sustancias químicas logran igualar el sabor de una fresa o cualquier fruto para agregarlo en un millón de productos envasados prescindiendo del cultivo del producto natural y de todo el costo que implica el cuidado agrícola.

Lamentablemente hoy se están haciendo estos procedimientos con el cerebro humano. Considerando que el arte es alimento para el alma, ya se está prescindiendo del artista con productos artificiales con mínimos costos de producción.

¿Entonces no es cierto que me gané 500 dólares por compartir en número chiquito de atrás de mi tarjeta de crédito?

Me refiero a la inteligencia artificial que tan de moda está desde que la aterrizaron a nivel usuario común al grado de que cualquiera que tenga un teléfono inteligente puede tomar una probadita de las capacidades de esta tecnología.

Debido a mi pasión por la historia y la fotografía, me he inscrito a diversos grupos de fotografía antigua, particularmente de ciudades mexicanas como CDMX, Querétaro, Durango o Cd. Victoria, que son donde principalmente he residido. Lamentablemente las fotografías compartidas por los usuarios son coloreadas con inteligencia artificial o retocadas con cielos de colores que sencillamente no existen. Cada vez se dificulta más apreciar en redes sociales fotos auténticas de épocas anteriores. 

Retratos de familia de pasadas décadas con filtros tipo TikTok que arruinan la fotografía como documento histórico. Si tomáramos estas fotografías como patrimonio cultural, ¿aplicarían aquí las reglas de restauración señalando estos procedimientos como falsificación?

Resulta hilarante como se engaña al público que no está familiarizado con estos avances informáticos, como el caso de unas imágenes de una anciana que tejía figuras de gatos enormes tipo crochet, ¡y las señoras lo compartían como si fueran reales! Incluso algunas se atrevían a explicar el tipo de punto y aguja utilizados en la elaboración de los mishis digitales mientras otras preguntaban dónde podrían adquirir tan hermosos adornos.

Vemos carteles generados de películas tipo Pixar que no tienen chispa y de pésimo gusto, la inteligencia artificial da excelentes resultados pero sin creatividad sólo hacen que la falta de ingenio y gracia luzca bien, es decir, cosas sin chiste alguno logran verse estupendas.

A la creación de textos con inteligencia artificial no quiero ni meterme. Ese tema lo dejaré para después por el poco interés que me causa adentrarme en algo que para mi es una estafa a la gente que solemos filosofar de vez en cuando.

El Café Aguado de la Mañana Densa se declara libre de inteligencia artificial en cualquiera de sus modalidades. Aunque la inteligencia del que escribe fuese poquita, les garantizo —ante notario de ser necesario— que es 100% orgánica, natural y generada por un ser humano. Insolente e indolente quizá, pero humano al fin.

«El mundo se está convirtiendo en una caverna
igual que la de Platón:
todos mirando imágenes y creyendo
que son la realidad».
José Saramago

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